Jeff Smith trabaja en una empresa de bebidas especializada en la producción de refrescos. Como responsable de sostenibilidad, la dirección de la empresa le encargó analizar posibilidades para ahorrar energía en la producción. Por un lado, la empresa piensa por supuesto en términos comerciales y busca optimizar los costes de producción. Por otro lado, la empresa es consciente de su responsabilidad con el medio ambiente, por lo que se ha fijado el objetivo de analizar la producción en términos de medidas de ahorro.
Una opción es ahorrar energía durante el funcionamiento, y aquí hay de hecho varias opciones. Pero ¿cuál es también eficiente? En otras palabras: ¿Dónde se puede lograr un resultado tangible en poco tiempo y con el menor esfuerzo posible? Fue precisamente con esta pregunta que Jeff Smith recurrió a Krones. Desde hace varios años, la empresa utiliza una línea PET de Krones para llenar bebidas de cola y refrescos. Y es precisamente el proceso de llenado el que alberga tanto potencial de ahorro para muchas empresas.
Enfoque en el proceso de llenado
Jonas Sittenauer, del equipo de ventas de Lifecycle Service, explica por qué es así: “Durante la puesta en marcha, nuestros modelos actuales de llenadoras de refrescos carbonatados son ajustadas a temperaturas de llenado de unos 20 grados Celsius, en los modelos más antiguos, estos valores solían rondar los 16 grados”. Sin embargo, estos valores no reflejan la realidad durante el funcionamiento, prosigue: “Cuando hablo con clientes que han estado operando sus líneas durante algunos años, a menudo resulta que solo llenan a 12 o 14 grados, aunque en realidad podrían hacerlo a mayor temperatura”. Pero ¿por qué no lo hacen? “Puede haber varias razones para esto, pero la más común es que las temperaturas de llenado más frías aseguran una producción más estable, ya que la bebida forma menos espuma”, dice Jonas Sittenauer. Positivo para el rendimiento, pero con potencial de optimización en términos de ahorro de costos y sostenibilidad.