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    Siempre con los pies sobre la tierra

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    03. octubre 2024
    8:00 min.
    Una retrospectiva de la vida y obra del fundador de Krones.
    • Volker Kronseder recuerda momentos de la vida de su padre Hermann y comparte con nosotros vivencias profesionales y privadas.

    El 3 de octubre de 2024, Hermann Kronseder habría cumplido 100 años. Hemos tomado este cumpleaños póstumo como ocasión para recordar la vida y obra del fundador de Krones. ¿Y quién más adecuado para llevarnos en un viaje al pasado que su propio hijo? Encontramos a Volker Kronseder en su oficina en Neutraubling. En la entrevista recuerda momentos de la vida de Hermann Kronseder y comparte con nosotros vivencias profesionales y privadas.

    Señor Kronseder, las raíces de Krones están en la tecnología de etiquetado. Pero ¿cómo se le ocurrió a su padre la idea de construir precisamente máquinas etiquetadoras?

    Mi padre provenía de una familia de herreros y por lo tanto tuvo contacto desde temprana edad con estos trabajos artesanales. Siempre le gustó inventar y poner sus ideas por escrito en papel. Y eso era exactamente lo que se necesitaba después de la guerra: tener ideas inteligentes y ponerlas en práctica.

    A la tecnología de etiquetado llegó indirectamente a través de mi madre. Los dos se conocieron en 1949, ella era oriunda de Aufhausen. Precisamente a esta localidad una fábrica de máquinas de etiquetado había trasladado su departamento de construcción de la entonces destruida ciudad de Berlín después de la guerra. A través de contactos comunes, mi padre conoció a su primer socio comercial, que trabajaba para esa empresa y tenía conocimientos sobre la construcción de etiquetadoras. Su know-how y las máquinas-herramienta de mi padre se complementaban bien entre sí, y ambos decidieron con relativa rapidez abrir su propia empresa e independizarse. Para ello construyeron un taller aquí en Neutraubling.

    La sociedad duró apenas un año, pero eso fue suficiente para que mi padre supiera qué son y cómo funcionan las máquinas de etiquetado. Incluso ya había desarrollado ideas propias sobre cómo perfeccionar las máquinas existentes. En la mesa de la cocina de nuestro apartamento en Neutraubling dibujó sus primeras máquinas propias en 1951.

    Desde la mesa de la cocina en Neutraubling a una empresa global, ¿cuándo su padre se dio cuenta de las posibilidades que había con el desarrollo y la producción de máquinas de etiquetado?

    Creo que se dio cuenta muy pronto del enorme potencial que había en la industria de bebidas y en la construcción de máquinas. Después de todo, nunca dejaremos de comer y de beber. Lo que le ayudó particularmente fue su talento de pensar siempre un paso más allá. Porque mi padre siempre tenía buenas ideas sobre cómo hacer algo mejor o producirlo a un menor precio.

    Su habilidad y riqueza de ideas no solo las demostró en el perfeccionamiento de sus máquinas, sino también en su venta. Al principio, su empresa era unipersonal, y por lo tanto se debía ocupar también de las ventas. Recuerdo una historia que contó en alguna oportunidad: aquella primera máquina etiquetadora, la cual había proyectado en la cocina de nuestra vivienda, la subió a una furgoneta Volkswagen alquilada y viajó con ella a una cervecería en la Baja Baviera. La máquina de dicha cervecería estaba parada y por eso habían contratado a mi padre para su reparación. Durante el tiempo que duró la reparación, les alquiló su primera máquina. Al principio, el dueño de la cervecería no estaba muy convencido, porque la ST 1500, así se llamaba la máquina semiautomática, era mucho más pequeña que la existente. Pero muy pronto se sorprendió al ver lo bien que funcionaba la máquina de mi padre. Y así decidió comprarla, y le pagó inmediatamente un depósito.

    Así mi padre obtuvo capital para continuar, ¡y muy pronto empezó a correr la voz sobre la calidad de las máquinas Kronseder! Ya entonces, Baviera era una de las regiones con la mayor densidad de cervecerías. Para abrirse paso a nivel internacional, le ayudó el hecho que a menudo las cervecerías en el extranjero también trabajaban con maestros cerveceros alemanes. Austria, Italia, los Países Bajos, Suiza y Francia fueron algunos de los primeros mercados de exportación.

    Y luego, ¿cómo logró entrar a mercados de ultramar?

    Por un lado, fue la propaganda boca a boca la que hizo que se conociera el nombre de Krones. Pero fue la tecnología la que desempeñó un papel decisivo en el éxito.

    En 1966, mi padre viajó por negocios la primera vez a los Estados Unidos. En aquel entonces, por supuesto, había empresas nacionales que fabricaban máquinas etiquetadoras, pero con una diferencia decisiva: producían máquinas de producción intermitente de bajo rendimiento, mientras que Krones ya tenía etiquetadoras rotativas continuas en su portafolio. Para operar como empresa de bebidas en rangos de alto rendimiento de entonces de 30.000 envases por hora, era necesario operar hasta diez máquinas intermitentes en tándem; o en cambio una sola Krones Prontomatic. Diez contra una, por supuesto, significa una gran diferencia en la inversión para una empresa de bebidas, y un argumento fuerte para Krones.

    Pero no solo nos beneficiamos del mercado americano en términos de ventas. Fue también una inspiración para nuestro progreso tecnológico. Un ejemplo era la exigencia de un funcionamiento continuo. En aquel entonces, los fabricantes de bebidas estadounidenses ya producían en régimen de varios turnos, algo que aún no era común en Alemania o Europa. Por lo tanto, desarrollamos nuestras máquinas, de modo que también fuesen posibles tiempos de funcionamiento más largos.

    Creo que en este ejemplo se explica muy bien cómo mi padre le dio importancia escuchar a sus clientes desde el principio. De esta manera logró hacer de las máquinas etiquetadoras Krones unas de las líderes y más fiables del mercado. Esta es sin duda una de las recetas para el éxito de Krones incluso hoy en día: entender el mercado y tomar sus exigencias y deseos como inspiración para mejoras que le permitan a Krones progresar tecnológicamente.

    Suena como una carrera profesional exitosa de ensueño. ¿Hubo momentos en los que su padre también titubeó?

    Por supuesto, también hubo momentos y situaciones difíciles, especialmente debido a la competencia. Al maestro artesanal bávaro lo miraban con frecuencia con desdén. Pero con sus buenas propuestas de construcción y alta calidad, a través de sus ideas y su ingenio, mi padre asumió el liderazgo innovador relativamente pronto con Krones, y luego comenzó a difundirse que las máquinas Krones funcionaban bastante bien (comenta con un guiño).

    Antes de poder realizar tus ideas, tienes que tenerlas primero. ¿De dónde tomaba su padre su inspiración?

    Las ideas no surgen cuando te sientas y dices: “Necesito una idea ahora”. Las ideas nacen durante la vida cotidiana cuando no las buscas: por la mañana cuando te levantas, mientras conduces o, como solía suceder con frecuencia con mi padre, en un apostadero de acecho durante una cacería. Era un cazador apasionado, y si alguna vez se ha estado en la caza, se entiende lo especial que es cuando estás apostado a la intemperie en la oscuridad en horas de la madrugada y ves el sol salir lentamente. Son momentos de calma absoluta y puedes dejar de lado el estrés, y ahí es donde a mi padre a menudo se le ocurrieron las mejores ideas.

    ¡Pero, por supuesto, no es tan fácil tener una idea! Hay que estar familiarizado con el tema, mantener siempre los ojos abiertos y dejarse inspirar por otras industrias. Creo que mi padre tenía este talento para combinar visión y creatividad.

    Y encima de eso, tenía una enorme voluntad y era consistente: si se había fijado una meta, entonces la perseguía hasta haberla alcanzado. Siempre con cierta flexibilidad, porque para realizar una idea, hay que tomar desvíos aquí y allá.

    Europa, América, Asia… Su padre se ausentaba por motivos profesionales y viajaba por todo el mundo. ¿Cómo fue su vida familiar?

    Crecí aquí en Neutraubling, desde principios de los años 60 vivíamos pared a pared con la empresa. Durante sus pausas para el almuerzo, mi padre venía a menudo a casa y nos contaba sus vivencias del día. En este sentido, tuvimos fuertes lazos con la empresa desde muy temprano.

    El taller era algo así como nuestro patio de juegos, especialmente por la noche o el fin de semana. A veces con mis hermanos nos gustaba experimentar con algo y prendíamos las máquinas herramienta, por ejemplo. Así que tuvimos contacto con la tecnología desde que éramos muy chicos, y mis hermanos Harald y Gunther y yo decidimos iniciar un aprendizaje en la empresa. Mientras tanto, mi hermano Norman decidió dedicarse a la agricultura.

    Cuando ya éramos mayores, mi padre a menudo nos llevaba a visitar a los clientes. Una vez visitamos juntos una empresa de agua mineral en el sur de Alemania. Mientras mi padre estaba ocupado con las negociaciones, yo salí a caminar por el jardín del balneario cercano y también entré a mirar la nave de embotellado. Recuerdo que me pareció muy impresionante ver cómo funcionaban las máquinas que nosotros construíamos.

    Al final, usted siguió los pasos de su padre y lo relevó como presidente de la junta directiva en 1996. ¿Cuál fue el consejo más valioso que su padre le dio para el camino?

    Mi padre siempre ha sido un modelo a seguir para mí. Profesionalmente me marcaron ciertamente su ambición, la previsión mencionada anteriormente y su pasión por la innovación y el progreso.

    Desde un punto de vista humano, su lema siempre fue permanecer con los pies sobre la tierra. Y todavía hoy me tomo esto muy en serio. Por supuesto, hay que fijarse metas para progresar en la vida, pero éstas deben ser alcanzables.

    Porque solo si efectivamente logro algo, tengo una experiencia positiva y puedo abordar la siguiente tarea con nuevo vigor y una mayor confianza en mí mismo, y así ser mejor poco a poco.

    03. octubre 2024
    8:00 min.

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